sábado, 28 de diciembre de 2013

¿Porque enseñar a los niños?


¿Por qué debemos preocuparnos por los niños?

¿Solamente para que no hagan ruido durante las reuniones de la iglesia? 

Si estudiamos detenidamente la Biblia, encontramos que para Dios los niños son importantes. El tiene un propósito especial para ellos. Nosotros como maestros tenemos el gran privilegio de ayudarles para que descubran y realicen este propósito de Dios para ellos.
Veamos   cuatro razones por qué debemos considerar el ministerio con niños como algo muy importante,o quizas , la rama más importante de la Iglesia:


"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el Reino de Dios." (Marcos 10:14)
El mismo Señor Jesucristo nos manda que dejemos venir a los niños a El. Para nosotros, esto significa obviamente que debemos dar a los niños todas las ayudas posibles para que ellos conozcan personalmente al Señor Jesucristo.

"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes." (Deuteronomio 6:6-7)
Esta no es solamente una buena sugerencia o una opción entre muchas.
¡ES UN MANDATO DE DIOS!
Si no enseñamos a los niños la Palabra de Dios, somos nada menos que desobedientes a Su mandamiento.

"Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura." (Marcos 16:15)
El Señor no mandó a Sus discípulos predicar solamente a los adultos, sino a todos los seres humanos. Entonces, este mandato incluye tanto a niños como a adultos.


"He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre." (Salmo 51:5)
Este versículo lo hace bien claro que cada ser humano, desde el principio de su vida, vive en el pecado, lo que significa, separado de Dios. Por tanto, ¡necesitan desesperadamente la Salvación que Jesucristo nos ofrece! Nunca es demasiado temprano para que escuchen el Evangelio, pero sí puede llegar el día cuando sea demasiado tarde.

"... por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios." (Romanos 3:23)
A algunos les gustaría cambiar este versículo y decir: "...por cuanto todos los mayores de doce años pecaron..." Pero la Palabra de Dios no pone ningún límite de edad. Esto confirma la enseñanza de Salmos 51:5, lo que leímos arriba.

"Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquella, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos PEQUEÑOS."
 (Mateo 18:11-14)
Lee este capítulo (Mateo 18) desde el primer versículo, y verás que en todo este pasaje, desde el verso 1 hasta el verso 14, Jesús está hablando acerca de los niños. ¡La oveja perdida es un niño! Jesús enfatiza que el Padre no quiere que algún niño se pierda. Obviamente, es necesario enfatizar esto porque ES POSIBLE QUE UN NIÑO SE PIERDA. ¡Por esta razón es tan importante "buscarlos" y darles la oportunidad de regresar al Buen Pastor! Esta es la enseñanza implícita de esta parábola.
A veces se utiliza el versículo con el cual empezamos esta enseñanza, para contradecir esta verdad: "... porque de los tales es el Reino de Dios." (Marcos 10:14) - entonces los niños ya son automáticamente salvos, dicen. ¡Pero esto no es lo que dice! Jesús dice aquí que el Reino de Dios está preparado para los niños, está esperándolos, pero TODAVÍA TIENEN QUE RECIBIRLO. Esto vemos claramente en el versículo que sigue: "De cierto os digo, que el que no RECIBA el Reino de Dios como un niño, no entrará en él." (Marcos 10:15) Afortunadamente es muy fácil para un niño recibir el Reino de Dios, tan fácil que el Señor utiliza aquí la conversión de un niño como ejemplo para nosotros los adultos.
Profundizaremos este punto cuando nos toca hablar sobre la evangelización de los niños.


Un niño es como un arbolito pequeño,
 que es todavía muy dócil y se deja
 mover y torcer hacia cualquier lado.
Consideraremos aquí solamente tres de las muchas promesas que la Biblia tiene para los niños:
"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." (Proverbios 22:6)


O también se deja amarrar en un palo recto y crecerá recto.
Un adulto, en cambio, es como un árbol grande que ya no se mueve. Si ha crecido torcido, ¡ninguna fuerza de este mundo podrá enderezarlo! Cuan importante es entonces enseñar a los niños la manera recta de vivir, para que "crezcan rectos". Cambiar la vida torcida de un adulto es mucho más difícil.
"Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños."
 (Hechos 2:16-17)

"Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos..." (Hechos 2:39)
Dios prometió derramar Su Espíritu especialmente sobre los niños. Esto empezó a cumplirse en el día de Pentecostés, y sigue cumpliéndose hasta nuestros días, porque desde entonces el Espíritu Santo está en la tierra y sigue haciendo Su obra. Pero es nuestra responsabilidad enseñar a los niños y ayudarles para que ellos puedan experimentar este poder del Espíritu Santo que les es prometido.

"Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá (a la Tierra Prometida), y a ellos la daré, y ellos la heredarán."(Deuteronomio 1:39)
Cuando el pueblo de Israel había llegado a la frontera de la Tierra Prometida, perdieron la fe de poder conquistarla por causa de los gigantes que vivían allí. Entonces murmuraron contra Dios y contra Moisés, y decidieron volver a Egipto. (Vea también Números 14:31). Como consecuencia, no pudieron entrar a la Tierra Prometida y tuvieron que caminar 40 años por el desierto. Pero Dios prometió dar a los niños la victoria que los adultos no habían alcanzado.
Aquí podemos entender, sin entrar mucho al significado profundo de esta promesa, que Dios promete a los niños que ellos pueden "sobrepasar" espiritualmente a los adultos. Con una confianza sencilla en el Señor, ellos pueden lograr "conquistas" espirituales que no son posibles para la mayoría de los adultos. Como adultos, con frecuencia nos acostumbramos a una manera demasiado sofisticada de pensar, y esto nos lleva a cuestionar a Dios y a dudar de Su poder.


Si tuvieras que escoger entre dos poblaciones para predicarles el Evangelio, una población dura y cerrada contra Dios y otra abierta y con mucho deseo de aprender, ¿cuál escogerías?
Es claro que en la población más abierta podemos esperar mucho más fruto. Y además, de allí pueden salir futuros obreros que saldrán a las otras poblaciones para evangelizarlos, y el Evangelio avanzará mucho más rápidamente. ¿Por qué entonces la mayoría de las iglesias concentran sus esfuerzos misioneros en la población más cerrada, los adultos, y pasan por alto la población más abierta, que son los niños?

Sabias que.....

  •  Más de la mitad de los cristianos recibieron a Cristo antes de cumplir 12 años. (Otras fuentes dicen que el 85% recibieron a Cristo antes de los 14 años.) Entre los pastores y líderes actuales, son entre 70 y 90% los que aceptaron a Cristo mientras eran niños. Esto nos demuestra claramente dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos. Si queremos que la próxima generación de cristianos sean fuertes, y que tengan buenos líderes, ¡entonces debemos enseñar a los niños de hoy!
Desafortunadamente, esto no es lo que sucede ...

Los niños son las personas más abiertas para el Evangelio,
pero a la vez los menos alcanzados con el Evangelio.
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